La edad media es la etapa de la historia de Europa que se extiende desde la desaparición del imperio romano hasta finales del siglo XV, el domino de Roma no fue externo y su caída estableció el fin de la edad clásica. Las legiones que durante siglos recorrieron Europa, África y Asia, al igual que el espíritu práctico que caracterizaba a los habitantes del imperio, de nada sirvieron contra las nubes que anunciaban el fin de una nueva era. El mal tiempo comenzó en el año 3775, cuando los ejércitos Hunos llegaron a Europa y los germanos que en aquel entonces eran conocidos como Ostrogodos, Visigodos, Vándalos, Burgundios y suevos, comenzaron a abandonar sus territorios: ellos no tenían la fuerza necesaria para derrotar a los invasores, a los dueños del imperio mas grande del mundo. Sin embargo, si poseían el valor y la fuerza suficiente para adentrarse en el imperio romano que ya mostraba síntomas de agotamiento.
Las conquista germanas tampoco perduraron: los reinos Ostrogodos y Vándalos fueron destruidos por los Bizantinos, que se habían convertido en el último bastión de la mirada que caracterizó a la antigua clásica. Los Visigodos, por su parte, fueron derrotados por los árabes quienes, armados en la fe del Islam, avanzaban por África, Asia y Europa. Así entre los años 400 y 850 el mundo romano quedó dividido en tres grandes fragmentos: el imperio Bizantino, con capital en Constantinopla; los reinos musulmanes y el reino Franco.
De esta forma los caminos construidos por los romanos dejaron de ser seguros y sus líneas fueron cubiertas por los bosques, el comercio se interrumpió casi por completo, pues los cambios apenas se realizaban hasta comercios vecinos; muchas ciudades fueron abandonadas o su población se redujo hasta convertirlas en pequeños pueblos.
Conquista inseguridad y cierre de las rutas comerciales producen en Europa un resultado común, por dos vías: desde arriba se reporta el mundo en parcelas, como feudos encargados por los reyes conquistadores a sus leales capitanes; desde abajo, al agruparse los campesinos alrededor de un señor que los puede proteger. El escaso comercio permite la consolidación de un poder sumamente disperso, con una ausencia casi total de gobierno central. El sistema, como es lógico dada la escasa movilidad de su base es extraordinariamente estático; las modificaciones suelen consistir en conquista de feudos, pero solo en pequeña medida, lentamente, se llegaba a alterar su organización o su sistema de producción.
El guardián de toda la estructura es la iglesia. Esta presta a la sociedad la sanción divina, al pretender que todo se debe a la voluntad de Dios y por ello la naturaleza deja de explicarse por medio de causas naturales, sin embargo a medida que se robustecieron los imperios medievales, estos se vieron obligados a rescatar la educaron dando origen e ello a la universidad y con ello un enorme salto en la historia del pensamiento científico que se convertiría en el fermento del cual nacería la nueva óptica científica que protagonizaría una revolución durante el Renacimiento.
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